martes, 2 de mayo de 2017

La hoz y el martillo

El fortín de los graffitis antes de su limpieza.

Hoy nos hemos acercado a los fortines de Ketura, con hoces y martillos, hoces para abordar la limpieza biótica de las estructuras y con martillos para estaquillar las bases topográficas. 
Nada más empezar la intervención arqueológica en los fortines de Ketura estamos viviendo en tiempo real lo que podemos denominar el efecto Gernika. Los medios de comunicación locales y autonómicos se han interesado hoy por nuestro proyecto. Nada es casual. Es cierto que la UPV/EHU cuenta con un excelente servicio de prensa. Pero esta avalancha mediática obedece a una determinada coyuntura conmemorativa (valga la redundancia).
Ayer en la TVE2 pudimos ver un documental sobre Gernika en el que se hacía hincapié en los avatares sufridos por el famoso cuadro de Picasso. El pintor malagueño cumplió con el encargo del gobierno republicano y su magistral obra decoró el pabellón de la España leal en la Exposición de París de 1937, en plena guerra civil. En la capital francesa, durante esa exhibición, los grandes protagonistas fueron los pabellones de la Alemania nazi y de la URSS, dos auténticas escenografias arquitectónicas que simbolizaban, frente a frente, una lucha de carácter ideológico. La esvástica competía con la hoz y el martillo.

Los jabalíes, excelentes arqueólogos, se nos adelantaron.

La hoz y el martillo conformaban un símbolo inequívoco para los jóvenes españoles en 1936. Como ya comentamos en un post anterior, el testimonio de Mateo Balbuena deja bien claro en qué consistía el socialismo y el comunismo en aquellos días. Una delgada línea roja separaba ambos credos políticos. De hecho, las Juventudes Socialistas Unificadas se crearon aquel año para unir a los cachorros del PCE y del PSOE. Los que hicieron los fortines de Ketura lo tenían claro. Fidel Fernández y otros compañeros, soldados del batallón Madrid (UGT nº 5 del Ejército de Euzkadi), el 10 de marzo de 1937 dibujaron en el cemento todavía fresco la hoz y el martillo. Estos socialistas de 1937 deben ser considerados como extraterrestres por aquellos dirigentes que luchan por controlar lo que queda del PSOE hoy en día. En este sentido, en Ketura hemos sentido una vez más, el poder que poseen los documentos materiales enterrados bajo tierra. Estos restos funcionan a veces como recurso nemotécnico de pensamientos, conflictos  e ideologías que muchas veces en el presente se obvian, se manipulan o se ocultan.


El fin de semana pasado, al visitar el Museo Arqueológico de Cacabelos (El Bierzo) nos encontramos con los preparativos de un mítin de Pedro Sánchez, en la sala dedicada a los astures. Entre molinos giratorios y una familia castreña, allí se desplegaba la parafernalia de los centuriones (sic) bercianos, los jóvenes socialistas de pro que iban con unas camisetas que recogían el siguiente mensaje: soy rojo. En la Gestora del PSOE sitúan el marxismo, precisamente, en un museo arqueológico. El PSE, lo mismo. Lo interesante es que los dirigentes del partido socialista de Euskadi han denunciado (es su opinión) el uso político que ha hecho el PNV de los actos conmemorativos del bombardeo de Gernika. Estas polémicas políticas del presente en Gudarilandia nos muestran lo vivo que está todavía el legado de la guerra civil española por estos lares.

Acto político de Pedro Sánchez en el Museo Arqueológico 
de Cacabelos, duramente criticado por el PP local.

Pensábamos esto cuando estábamos limpiando la cubierta del fortín de Ketura en el que se conservan los famosos graffitis. Al retirar la vegetación, encontramos otra inscripción que recoge la firma de O. Álvarez, capitán de la 4ª compañía del Batallón Madrid. Hemos excavado unos cuantos fortines en diferentes frente de la guerra civil, más espectaculares y con mayor potencial arqueológico, pero pocos nos permiten seguir el rastro como éste, de personas con nombres y apellidos. En el documental de ayer de la 2 se hablaba de un baile de cifras; para los franquistas solo fallecieron en Gernika unas 100 personas, mientras que para el gobierno de Aguirre unas 1800. Como señalaba Ángel Viñas, probablemente nunca se demostrará científicamente el número real de víctimas. Esto es horrible, Personas desaparecidas convertidas en números. Por eso es tan importante poder acceder desde la arqueología a estas memorias perdidas. ¿El capitán Álvarez vale menos que Largo Caballero, Indalecio Prieto o Negrín? El capitán Álvarez no tendrá una fundación ni sera considerado un prócer, pero su nombre ha perdurado (esperemos que para siempre) en las praderas de Ketura.

La memoria del capitán Álvarez resucita en Ketura.


6 comentarios:

Jose miguel dijo...

Hola lee alguien esto

Anónimo dijo...

Por supuesto que sí. Esto se leé y con gran interés.

Pablo Fernández Lois dijo...

Yo lo he leído y hasta me ha gustado

Javi Mar Flo dijo...

Interesante ,

Jose dijo...

Perdonad ,pero era una prueba por que no me estaba dejando escribir

Anónimo dijo...

Por supuesto muy buenos artículos