lunes, 4 de julio de 2016

La "batalla" de Repil


Ubicación de Repil en el ayuntamiento de Monforte de Lemos (Lugo).
 
Al amanecer del 20 de abril de 1949 efectivos de la Guardia Civil procedentes de Ponferrada y de Monforte de Lemos, con más de una docena de oficiales acompañados del correspondiente número de subalternos, rodearon las dos casas de Repil y O Pericallo e incluso movilizaron morteros emplazados en vagones sobre la vía del tren. En la vecina casa de O Pericallo se encontraban Rocesvinto, su novia María Luisa Centeno y los dueños de la vivienda, dos hermanos, enlaces de la guerrilla (Ramón y María López Casanova), mientras que en la casa de Repil (casa do Facha) se hallaban reunidos Guillermo Morán, O Porreto, O Guardiña, Saúl y Segura. La estrategia de la Guardia Civil consistió en atacar primero la vivienda en que se hallaba Rocesvinto para obligar a los compañeros de la otra casa a acudir en su ayuda. Al iniciarse el tiroteo y la quema de la casa (se emplearon morteros, gasolina y bombas de mano), éstos intentaron cruzar la carretera para parapetarse y atacar a los guardias por la retaguardia. Sin embargo, un nido de fusiles ametralladores apostados en una finca plantada de centeno los estaban esperando; únicamente se salvaron Saúl y Fermín Segura, éste último con la mandíbula destrozada por un disparo.

Placa en homenaje a los guerrilleros abatidos en Repil. 
Cementerio de Monforte de Lemos (2006).

Por su parte, Rocesvinto, tras haber sido atacada la vivienda con lanzagranadas que causaron la muerte de los hermanos Casanova, intentó una salida desesperada hiriendo a su novia que había sido apresada por la Guardia Civil. Finalmente se suicidó en un maizal cercano. El combate duró dos horas y media, y en él participaron 150 guardias civiles de los que resultaron heridos seis que fueron evacuados a Monforte de Lemos. La batalla de Repil fue recogida en la prensa oficial, en los medios de la resistencia, así como en las posteriores memorias publicadas de guerrilleros y guardias civiles, lo que explica su carácter de hito en la historia de la guerrilla antifranquista en Galicia. Por otro lado, dio lugar al desmantelamiento casi definitivo de la resistencia en esta zona del SE de Lugo, con una amplia secuela de represalias y detenciones.

Fotografía aérea de las ruinas de la Casa do Facha o de Amaro.


Por todo ello, el combate de Repil ejemplifica perfectamente la última fase de la guerrilla, caracterizada por los siguientes procesos: 
  • Paulatina penetración de los servicios de información de las fuerzas represivas en la extensa red de enlaces y simpatizantes de los guerrilleros. Esta circunstancia incrementó el número de delaciones incluso en aquellas zonas que como Chavaga y parroquias limítrofes contaban con apoyo popular.
  •  La insuficiencia de la ayuda externa, y la inferioridad en armas y munición obligó a cometer con excesiva frecuencia golpes económicos que provocaban hastío en la población y corroboraban la propaganda oficial que los veía como atracadores.
  •  La acción de las contrapartidas y las brigadillas desprestigiaban a la guerrilla e incrementaban el peligro de infiltrados al servicio de la Guardia Civil, como el comandante Félix que acabó con lo que quedaba de la IIª Agrupación en Remesar (Bóveda) el 22 de junio de 1949 y desencadenó una redada masiva que acabó con la red de enlaces en el triángulo Bóveda, Pobra de Brollón-Monforte.

Hasta aquí la historia de la batalla de Repil, un hecho recuperado por la historiografía y por la prensa en época reciente en el marco del boom de estudios sobre la guerra civil y la posguerra en Galicia. Al margen de este discurso político e historiográfico, la batalla de Repil sigue siendo un hecho grabado a fuego en la memoria colectiva, en el recuerdo de la comunidad local. Únicamente ese recuerdo testimonia la existencia de una lucha contra el franquismo en esta zona rural de Galicia, de una resistencia que es tangible, comprobable materialmente.

Estado de las ruinas en 2007. Por esta puerta escapó el guerrillero Fermín Lada Segura.

Los vencedores se encargaron de construir un paisaje presente, durante la lucha y a posteriori, en el que los cadáveres de los vencidos no tenían ni derecho a descansar dentro de las tapias del cementerio. Es nuestra intención recuperar mediante la arqueología ese paisaje ausente de la guerrilla, acercarnos a la materialidad de un proceso traumático que se manifiesta en objetos, espacios y arquitecturas que, como Repil, no son meras ruinas arqueológicas, sino lugares de memoria.

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