lunes, 9 de noviembre de 2015

Con novedad en el frente


Hace años la dueña (que no madam) de la cafetería de un centro de interpretación arqueológico de Galicia me reveló el secreto para que funcione bien un bar: se trata de poner un buen par de tetas detrás de la barra. Esta fórmula tan efectiva como real nos muestra fehacientemente el tipo de sociedad en la que vivimos, pero también nos habla del marketing chabacano, tanto a la hora de ligar como de vender un producto. La compañera Cristina Mato nos recordaba una frase magistral que escuchó en un episodio de Los Simpson: Todo científico que se precie debe tener alma de feriante. Y efectivamente, allí estuvimos tres días 14 grupos de investigación encerrados en el Museo BIBAT de Vitoria-Gasteiz, echando mano de mil argucias para atraer el público a nuestros stands. Unos iban ataviados de bata blanca, icono del científico de verdad; otros se jugaron la carta tecnológica y se trajeron el artefacto más molón del mercado (un scáner 3D o un holograma que te cagas, por ejemplo); los de más allá apostaban sobre seguro planteando actividades para niños (arqueocampo)...


Nosotros no íbamos a ser menos, y nos plantamos en el BIBAT con la recreación de un puesto de la guerra civil (cortesía de la Asociación Lubakikoak) y un stand vigilado por requetés. Esta combinación de balas, armas, ciencia y niños-adolescentes no deja ser polémica, lo sabemos. El impacto visual de la escenografía ciega a muchos de los visitantes. Papás y mamás hacen posar a sus hijos con cascos y fusiles Mauser; tras la foto ni se molestan en acercarse al stand. Adolescentes con cara de psicópata se limitan a hacer como que disparan a sus compañeros. Evidentemente nuestra misión aquí no es convertir esto en un alegato militarista sino todo lo contrario. A través de la cultura material exhumada en nuestras excavaciones arqueológicas en el frente de Belchite intentamos hacer entender  a la gente cuatro ideas básicas:


1. La ciencia no la hace una persona sola. El trabajo en equipo es fundamental. Un fortín de la guerra civil no lo excava un fulano enajenado a su bola. En esta línea mostramos el enfoque interdisciplinar que permite generar conocimiento. Para identificar víctimas de la guerra contamos con la preciosa ayuda de nuestras compañeras del laboratorio de Genética y que regentan otro stand cercano. Para reconstruir la dieta de los soldados empleamos las mismas herramientas metodológicas que muestran nuestros compañeros de Prehistoria en otro puesto feriante. Los vecinos de al lado hacen impresiones 3D con las planimetrías y reconstrucciones virtuales que nosotros también llevamos a cabo a partir de la documentación arqueológica. Cuando los visitantes vienen de escuchar hablar a nuestros compañeros arqueólogos del Carbono-14 y las cronologías relativas, nosotros les enseñamos cómo trabaja la Arqueología del Pasado Contemporáneo, en donde podemos alcanzar dataciones absolutas.


2. La guerra no es bonita. La crueldad de un conflicto armado se ceba en las personas y genera un trauma que persiste durante generaciones. Como si de un capítulo de CSI se tratase podemos reconstruir la masacre que tuvo lugar el 24 de agosto de 1937 en el fortín de la Dehesa de la Villa de Belchite. Los Guardias de Asalto procedentes de Barcelona aniquilaron toda resistencia requeté en esta posición. A partir de nuestra excavación podemos analizar las armas empleadas, podemos demostrar la existencia de combates cuerpo a cuerpo, podemos reconstruir la vida cotidiana en las trincheras...


3. A través de las balas, los proyectiles de artillería y de las armas intentamos hacer ver a la gente cómo la tecnología se emplea para hacer el mal. Muchas innovaciones se aplican primero al ámbito militar y después a la vida civil. El cable telefónico y la luz eléctrica de que disponía el fortín de la Dehesa de la Villa en 1937 no volvería a Belchite hasta dos décadas más tarde. Asímismo, todos los avances tecnológicos acaban siendo objetos arqueológicos, como se puede apreciar en esta sala del BIBAT en donde convive la última generación de impresoras 3D con las máquinas Minerva de fines del siglo XIX, toda una virguería en su momento.


4. En la guerra civil española se enfrentaron diferentes ideologías que defendían modelos antagónicos de sociedad. Tuvo causas políticas y hubo vencedores y vencidos, por eso sigue pesando en el presente. Antológica fue la reacción de algunas profesoras de colegios religiosos al escucharnos hablar del fanatismo de los tradicionalistas carlistas con su Detente Bala. Su cara lo decía todo: ya están estos rojos mezclando la ciencia con las témporas. Lo que no comprende alguna gente es que ésta es una actividad de educación para la paz, un ejercicio para generar espíritu crítico en la ciudadanía. Nuestro recorrido acababa contando el papel jugado por la empresa Fournier en la guerra al servicio del Ejército franquista. En la guerra, los soldaditos en el frente son carne de cañón al servicio de intereses económicos. En los conflictos siempre hay gente que se forra, y eso se puede colegir perfectamente de los objetos que extraemos, desde una mísera lata de conserva.


Los padres de los niños y niñas que se acercaban al stand aplicaban a sus vástagos el modelo museístico al uso: NO TOCAR. Tampoco entendían muy bien qué hacían estos objetos contemporáneos en un museo. A lo largo de estos tres días hemos cumplido nuestro objetivo inicial: contar historias sobre nuestros abuelos y bisabuelos a través de la pasta de dientes documentada en un refugio republicano en Mediana o de un par de casquillos de pistola en un fortín requeté.

Con novedad en el frente: guerra civil y cultura científica, stand de la Semana de la Ciencia de la UPV/EHU regentado por Sonia García (GPAC), Pedro Rodríguez (IBAP), Xabier Herrero (Lubakioak), Josu Santamarina (UPV/EHU), Xurxo Ayán (GPAC), Dani García (Lubakioak) y Nahia Khiari (UPV/EHU).



1 comentario:

Unknown dijo...

"Fanatismo carlista" ¡Joder, camarada¡ No ahorra Vd. epítetos pretendidamente denigrantes a los representantes de ideas totalmente contrarias a las suyas. ¿Qué podría Vd. decirme del fanatismo estólido de los anarquistas? Como paradigma el inefable Buenaventura, un monstruo sanguinario analfabeto predicando unas "ideas" socio-económicas totalmente irrealizables. ¿Y del fanatismo brutal de los comunistas (de todas las tendencias)? Papá Stalin y adláteres rudimentarios. ¿A cuantos se cargó el georgiano? Bastantes más que Adolfo, Benito y Paco juntos. Va bene, mio caro; fanáticos, dice. I see.