lunes, 29 de diciembre de 2014

Arqueología de Beloaga-Arkale: de las guerras carlistas a la Línea Pirenaica


Defensa del póster en Gasteiz at war (Foto de Óscar Rodríguez).
 
Tomando como eje el castillo de Beloaga en Oiartzun (Gipuzkoa, Euskadi) hemos diseñado un proyecto de puesta en valor que tenga en cuenta el papel jugado por esta fortificación en los diferentes conflictos que se han ido sucediendo en la zona desde el siglo XIII al siglo XX. El paso de la Guerra Civil Española también se ve latente en este terreno. Con las excavaciones realizadas y con los testimonios de los vecinos se encontraron muchos restos de la Guerra; materiales militares, trincheras y un búnker en el interior de la montaña, que se construyó a finales del conflicto con el proyecto de la Línea Pirenaica. Con todo este trabajo se ha podido escribir y conocer la historia de los Batallones de Trabajadores que estuvieron presos en este monte de Oiartzun. La intención principal de nuestro proyecto es estructurar un discurso integro pedagógico-educativo para poder trabajar en conjunto los principales puntos de importancia del trabajo de la construcción y defensa de la memoria histórica. Y al mismo tiempo, promover movimientos para trabajar la sensibilidad e importancia que tiene la defensa del patrimonio histórico y cultural del terreno en donde vivimos.

En la primera intervención arqueológica (1983-1984) en el fuerte de Arkale, se recogió un gran número de testimonios cronológicos de material arqueológico de la era medieval, de las Guerras Carlistas y la Guerra Civil: cerámica, numismática y huesos, clavos, puntas de flecha, cartuchos de bala, monedas medievales, trincheras de guerra y un búnker de la posguerra. Según sus excavadores, se verifica la pertenencia de esta plataforma a las Guerras Carlistas y la Guerra de Convención, y especialmente, a los fuertes que se edificaron por la comarca años después de terminar las Guerras Carlistas, con el proyecto de Campo atrincherado de Oyarzun.
 
Proyecto de Campo atrinhcerado de Oiartzun tras la 3ª Guerra Carlista.
 
Con las excavaciones realizadas durante los últimos treinta años, se han ido recuperando diferentes restos de la Guerra Civil española y de la posguerra. Las explanaciones, agujeros, movimientos de relieve, modificaciones geográficas, materiales y trincheras encontradas, verifican claramente la estancia en el monte de los Batallones de Trabajadores (1939-1948). En el poblado de Oiartzun estuvieron tres de estos Batallones en tres lugares estratégicos diferentes; Aritxulegi, Arkale y Babilonia. Los trabajadores de los Batallones normalmente se dedicaban a explotar minas, edificar puentes, construir puestos de vigilancia y bunkers. Aun así, una de las principales tareas que realizaban los Trabajadores en esta comarca era construir carreteras. La función de estos caminos era construir una red de comunicación entre las fortificaciones del terreno. Facilitaban movimientos defensivos y de contraataque, ya que, estas carreteras disponían de artillería y acceso a trincheras. Las carreteras realizadas por los Batallones de Trabajadores que estuvieron en estos terrenos fueron la de Jaizkibel, la de Lanbarrene, la de Pikoketa a Peñas de Aia y el camino de Aritxulegi desde Oiartzun hasta Lesaka.


Hoy en día, sabemos que los Trabajadores de Batallón del monte Arkale realizaron la construcción del bunker encontrado debajo del fuerte carlista y el castillo medieval. Este bunker y las carreteras realizadas formaban parte del proyecto llamado Línea P, Fortificación Vallespín, Línea Gutiérrez o Línea Pirenaica. Al poco tiempo del comienzo de la Guerra Civil, se empezó a construir una especie de línea defensiva desde Cataluña hasta el País Vasco con el objetivo de defenderse de los aliados nazis y los maquis. El bunker que encontramos en Oiartzun fue destinado al fuerte de Arkale, por la importancia estratégica del terreno, ya que se sitúa cerca de la frontera francesa y Navarra.
Las obras empezaron en el año 1940, pero no finalizaron a tiempo. De los 28 proyectos a realizar sólo se completaron 12. En el primer piso del bunker hay dos entradas, tres refugios de defensa y una habitación para la munición. En el segundo piso hay una habitación de tiro, una sala para ametralladoras, un puesto para explosivos, un refugio activo y otros cuartos para guardar munición Por último al norte del bunker, se encuentra un cuarto para la ametralladora o una puerta trasera sin terminar.
 
 
Las asociaciones y equipos comunitarios del pueblo están haciendo un excelente trabajo para la recogida de la memoria histórica que hasta estos tiempos se ha mantenido en silencio y que ahora está ayudando a cicatrizar y consolidar las heridas y tensiones abiertas durante la Guerra Civil en Euskal Herria. El material e información obtenida con la metodología arqueológica de las excavaciones y con el método antropológico cualitativo que se ha basado en la recogida de testimonios, ha sido imprescindible para realizar la búsqueda de bibliografía y archivos históricos.
Durante los últimos años han surgido nuevos movimientos sociales en el pueblo de Oiartzun para hacerle frente al dolor de los vacíos del pasado. Las víctimas de la guerra, aun en la transición y en democracia, no han sido reconocidas como tal. Han sido marginados y silenciados durante mucho tiempo. La frustración e incomodidad que crea esa realidad, por desgracia, todavía tiene cabida en esta sociedad, por el olvido e miedo de poder trabajarlos.
Ha llegado el tiempo del reconocimiento. Por eso, es importante y de gran ayuda trabajar en sociedad recogiendo y reflexionando sobre testimonios y vivencias de estos colectivos desaparecidos y callados. Este trabajo ayudará aliberar poco a poco los vacíos olvidados de estas personas y hacer públicas sus voces, portadoras de historias, ya que han sido censuradas durante mucho tiempo.
 
Olatz  Retegi.

viernes, 26 de diciembre de 2014

Exhumando una provincia

Defensa del póster en Gasteiz at war.
 
Siguiendo con la provincia de Burgos, Juan MONTERO GUTIÉRREZ, Paula ALBERDI DÍEZ; Sandra ALBO BASURTO y Natalia GARCÍA REDONDO presentaron en Gasteiz at war el póster Doy Fe: la represión franquista en Burgos a la luz de las exhumaciones.
 
LAS VÍCTIMAS Desechados los tópicos de las rencillas y envidias locales (malos quereres), las acciones represivas fueron dirigidas, principalmente, contra los afiliados de organizaciones políticas y sindicales de izquierdas (Frente Popular). Aunque también se extendió a aquellos otros que fueron tachados de rojos entre los obreros, jornaleros, ferroviarios, maestros, periodistas, funcionarios, etc.
LOS PERPETRADORES Los responsables de las ejecuciones fueron, en su mayoría, falangistas, carlistas y albiñanistas, además de guardia civiles y militares que contaron con la complicidad de curas y derechistas locales para la delación y elaboración de listas negras.
TOPOGRAFÍA DEL TERROR Gracias a la labor conjunta de asociaciones memorialistas (Coordinadora por la Recuperación de la Memoria Histórica de Burgos, Asociación En Medio de Abril, Merindades en la Memoria y Asociación por la Memoria Histórica de Miranda de Ebro), agrupaciones de familiares de víctimas (de Valdenoceda y la Pedraja) y equipos científicos de las universidades de Burgos, País Vasco, Autónoma y Complutense de Madrid, y de la Sociedad de Ciencias Aranzadi, se han recuperado en la provincia de Burgos los restos de 902 víctimas en 42 fosas comunes excavadas entre 2002 y 2014.  
Parajes como los Montes de Estépar, La Pedraja, La Andaya, Alto la Venta, Costaján, La Lobera, La Casilla y La Legua se convirtieron en los principales escenarios de ejecuciones masivas contabilizando casi el 80% de las víctimas. En cambio, otros muchos lugares acogerían enterramientos clandestinos, si bien de menor tamaño, habiendo desde fosas individuales hasta colectivas con más de una docena de cuerpos.  Unas y otras, ubicadas en las proximidades de localidades pequeñas, buscaban amedrentar a la población civil infundiendo terror mediante el impacto de la visualización de los cuerpos de las víctimas asesinadas.  
CENTROS DE CONFINAMIENTO A lo largo de los primeros meses de la guerra cientos de burga- leses fueron detenidos y confinados en los penales de la capital (Prisión Central y Provincial), así como en multitud de cárceles habilitadas en las principales localidades de la provincia (Aranda, Espinosa, Salas, Sedano, Villarcayo, etc). A medida que avanzó la contienda se crearon varios campos de concentración (Aranda, Lerma, Miranda de Ebro, San Pedro de Cardeña y Valdenoceda) que acogieron a combatientes republicanos y brigadistas capturados en los frentes caídos.


Dando fe bajo la atenta mirada de la niña Isabel II.
 
EXHUMANDO UNA PROVINCIA  Las exhumaciones forman parte del derecho básico de verdad, justicia y reparación que asiste a toda víctima. Para ello se requiere la participación de Equipos Interdisciplinares (arqueólogos, forenses, antropólogos sociales e historiadores) que atiendan las diversas dimensiones que rodean las fosas (gestión emocional, social, política, patrimonial y judicial), valiéndose para ello del registro material y etnohistórico (testimonios y documentos de archivos civiles y militares).
LAS CIFRAS La represión franquista se estima que produjo a lo largo de toda la Guerra Civil cerca de 150.000 víctimas, alcanzando la cifra de 2.500 en la provincia de Burgos. De ahí que se tilde de exterminio.
‘TESTIGOS “Doy fe… un año de actuación en la España Nacional” (1937): la obra de quien fuera secretario judicial de Burgos en julio de 1936, Antonio Ruiz Vilaplana (1905- 1973), constituye un testimonio fundamental de la represión cometida por los golpistas en tierras burgalesas.

 

lunes, 22 de diciembre de 2014

Las fosas comunes del Monte de Estépar (Burgos): metodología de una investigación interdisciplinar

 
Defensa del póster por Juan Montero en Gasteiz at war (Foto de Óscar Rodriguez).
 
En el año 2014, la Coordinadora por la Recuperación de la Memoria Histórica de Burgos se propuso, en atención a las demandas de los familiares de las víctimas que yacen en las fosas comunes ubicadas en el paraje burgalés del Monte de Estépar, acometer la excavación de las mismas, para así poder cerrar las heridas que todavía hoy permanecen abiertas en muchos descendientes y, al mismo tiempo, devolver la dignidad a quienes fueron impunemente asesinados y su memoria silenciada.

El Monte de Estépar está ubicado a escasos 21 km de Burgos y en 1936 se encontraba bien comunicado con la Prisión Central por la carretera que conducía a Valladolid; además, era un ex- tenso paraje provisto de una espesa masa arbórea y un terreno, en algunas zonas, muy arenoso y, por ende, fácil de excavar. Esto explica que fuese el destino de la mayoría de las sacas del penal burgalés, las cuales se sucederían ininterrumpidamente desde comienzos del mes de agosto hasta mediados de octubre de 1936. De hecho, se estima en no menos de 300 las personas que fueron allí conducidas, a pesar de que se desconoce la identidad de muchas de ellas. Esto hace de este lugar el principal escenario de exterminio de la provincia de Burgos y, por tanto, un paraje, aún hoy, evocador de tales atrocidades. Pero no por ello familiares y allegados de las víctimas han rehuido de él, sino más bien todo lo contrario, tal como prueban los actos de homenaje que desde la Transición se vienen celebrando cada 1 de noviembre junto al monolito que fuese erigido en los años 80 para honrar y dignificar la memoria de quienes allí fueron clandestinamente sepultados.

Gracias al éxito de la campaña de micromecenazgo realizada por el colectivo Espacio Tangente se ha podido financiar el Proyecto del Monte de Estépar.  Este se concibe como una respuesta a una demanda de ayuda humanitaria. Naturalmente, este compromiso, expresado en términos de justicia social, no condiciona en modo alguno la objetividad e imparcialidad con la que los investigadores llevamos a cabo nuestra labor científica; lo cual no exime de que tomemos una posición ante lo que entendemos que son violaciones de los Derechos Humanos.  Para ello se constituyó un equipo interdisciplinar compuesto por arqueólogos, forenses, antropólogos sociales e historiadores, pertenecientes a las Universidades de Burgos, País Vasco, Autónoma y Complutense de Madrid y a la Sociedad de Ciencias Aranzadi, además se contó con el apoyo de un nutrido grupo de voluntarios. Se contemplaban, así, tres campos de actuación básicos: (i) la localización y excavación de las fosas, (ii) la exhumación e identificación de los restos, (iii) y la recopilación de testimonios orales y de documentos procedentes de archivos civiles y militares.
 
 
A la vista de los resultados obtenidos en la prospección geofísica y los sondeos de los años 2012 y 2013, se procedió en 2014 a excavar el sector que corona el Monte de Estépar que, aparte de no estar afectado por las remociones del terreno que ha sufrido el paraje, es donde se localizaron indicios de varias fosas comunes. Los trabajos arqueológicos realizados permitieron delimitar cuatro fosas, de las cuales tres fueron excavadas, hallándose los restos esqueléticos de un total de 70 víctimas.

Al margen de la actividad arqueológica y forense señaladas, también se ha llevado a cabo de forma paralela la recogida y análisis de testimonios orales tanto de testigos de las atrocidades cometidas en el Monte de Estépar, como de familiares de las víctimas. Esto nos permite aproximarnos a la comprensión del drama de cuanto rodea a las fosas comunes: desde las experiencias traumáticas y terribles de los afectados a partir de condiciones de violencia política, estructural, simbólica y cotidiana que sufrieron a raíz del estallido de la guerra, hasta los efectos que todo ello tuvo en sus descendientes a lo largo de la Dictadura.  Por otro lado, la información facilitada por los familiares a partir de sus propios recuerdos como de las indagaciones hechas, aportan datos que ayudan en las tareas de identificación de las víctimas, previo cotejo con los resultados que depara el análisis antropológico, además del arqueológico. Esta tarea documental se complementa con la compilación de documentación histórica relativa a partidas de nacimiento y defunción, cartillas del servicio mili- tar, relaciones de sacas de prisiones, etc. Para ello se han llevado a cabo consultas en archivos de carácter civil como militar, así como de fondos documentales de entidades privadas y de particulares
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Juan Montero Gutiérrez, Francisco Etxeberria, Lourdes Herrasti, Ignacio Fernández de Mata, y Fernando Serrulla.

jueves, 18 de diciembre de 2014

Bahía Dorada


Una crítica razonada que se nos ha hecho en Gasteiz at War es que no hemos contado con una ponencia que mostrase el estado de la cuestión de la Arqueología de la guerra civil en Andalucía. El famoso modelo andaluz de Gestión del Patrimonio (que ya va por su versión 3.0) marcó desde los noventa una línea de socialización del Patrimonio más que interesante. Con todo, hemos cubierto este vacío con la defensa de sendos pósters centrados en el ámbito andaluz. Hoy le toca el turno a nuestros compañeros de la empresa LURE Arqueología Jesús Martín y Mª Lourdes López quienes con la ayuda del archivero Alfredo Galán han presentado el póster La fosa perdida. Represión franquista en Estepona 1937-1938
La cárcel de Estepona se convierte en uno de los centros de la terrible represión desatada tras la conquista de Málaga por el ejército franquista. Un análisis minucioso de la documentación permite seguir el rastro de numerosas sacas de presos que acabaron en fosas comunes como la de Arroyo Vaquero o la del propio Cementerio municipal. Las líneas de trinchera fueron incluso utilizadas como improvisadas fosas para las ejecuciones perpetradas por el bando nacional.

Defensa del póster en el cuartel de Flandes. Foto de Óscar Rodríguez.

Durante la segunda semana del mes de agosto de 2014 un equipo de voluntarios bajo la dirección del arqueólogo municipal de Estepona Ildefonso Navarro realizaron sin éxito una serie de sondeos entorno a la Torre de Arroyo Vaquero. Este vacío acrecienta el valor de las fuentes orales, que señalan la recogida de restos humanos con motivo de la construcción de la urbanización Bahía Dorada

Defensa del póster en el cuartel de Flandes. Foto de Óscar Rodríguez.

martes, 16 de diciembre de 2014

¿Qué pasa cuando la administración interviene?


Helena Calvo, Laia Gallego, Judith Romero y Queralt Solé, de la Universitat de Barcelona, han presentado en Gasteiz at War un interesante póster en el que analizan el impacto social y científico de las actuaciones promovidas por la Administración catalana en los espacios patrimoniales vinculados a la guerra civil española. Los miembros del equipo que edita este blog conocemos bien el caso catalán y lo hemos sufrido con la exhumación del famoso soldado Charlie en La Fatarella en septiembre de 2011.
Como señalan las autoras, en Catalunya, la Generalitat excavó dos fosas comunes en Prats de Lluçanès y Gurb (Barcelona) como prueba piloto para elaborar una reglamentación a la que se tendrían que acoger aquellos particulares o entidades que quisieran llevar a cabo una exhumación. De esta experiencia surgió un bloque normativo destinado a la reglamentación de las intervenciones en fosas, el Decreto 111/2010, de 31 de agosto, por el que se desarrolla reglamentariamente la ley 10/2009, de 30 de junio, y la resolución IRP/4072/2010, de 15 de diciembre, por la que se aprueban los protocolos de aplicación en las actuaciones previstas en la Ley: recogida de restos en superficie, actuaciones para la apertura de fosas comunes y actuaciones para la dignificación de las fosas. 
No obstante, han pasado los años y la situación ha cambiado sustancialmente. La reglamentación se llevó a cabo, pero nunca fue acompañada de la promoción necesaria para que arrancase definitivamente el proceso de recuperación de la dignidad de todas las víctimas, aquellas que fueron asesinadas y las que aún sufren las consecuencias. En cualquier caso, debemos admitir que esta experiencia ha servido para que la administración realice acuerdos con otras entidades, asumiendo la contratación, la normativa, el control y el presupuesto necesario.

Asistentes de Gasteiz at War escuchando la presentación de los pósters,
bajo la atenta mirada de Isabel II, entre otros y otras.

lunes, 15 de diciembre de 2014

La Carta de Vitoria


Y se acabó Gasteiz at war (por el momento). No somos tan pretenciosos para concluir el congreso con un manifiesto o una Carta de Vitoria sobre la Arqueología y el Patrimonio de la Guerra Civil, sobre todo porque ya contamos con una carta de Vitoria, como véis en la foto de arriba. Los descendientes de Heraclio Fournier lo tuvieron claro en la guerra civil, sirviendo de imprenta casi oficial del bando nacional.

Pero de estas historias de naipes hablaremos otro día. A falta de Carta o Manifiesto sí queremos trasladaros unas breves reflexiones sobre Gasteiz at war.

Durante el transcurso del congreso se ha dibujado una SITUACIÓN compleja, pero dinámica y sobre todo multivocal. Tan MULTIVOCAL, que quizá sería pretencioso hablar de arqueología. Como ya manifestaron Buhli y Lucas (2001):

No se trata de redefinir los límites de la arqueología como disciplina, la circunscripción disciplinar es irrelevante si no arrogante; se trata de que la arqueología puede realizar una contribución única e incluyente a la gestión del patrimonio gracias a sus métodos y a sus perspectivas teóricas.

Y si hablamos de arqueología, se ha podido comprobar que la arqueología de la guerra civil ya no es notable sólo por sus planteamientos teóricos, sino también por aspectos empíricos que se aplicaban hasta ahora sólo en la arqueología de otros periodos. Drones, ADNs y arqueometría cerámica son claros ejemplos.
Pero aquí se han tratado muchas más cosas, la mayoría más importantes que la simple arqueología. Lo que hemos hecho las arqueólogas y los arqueólogos es escuchar y ser escuchados.
Este es uno de  los PRINCIPALES LOGROS de este congreso, proporcionar un foro de encuentro entre profesionales de distintos aspectos que a veces trabajan en paralelo, a veces se entrecruzan, en ocasiones se fusionan y normalmente entran en conflicto. Hemos planteado nuestros problemas, hemos escuchado los del resto. Hemos participado de un FORO COMÚN en el que a los diferentes especialistas se han unido las voces de asociaciones, técnicos de patrimonio y parte del alumnado.
Visita de los participantes de Gasteiz at war a Ugao-Miraballes: 
A veces la guerra es la paz del futuro. Silvio Rodríguez.

Sin embargo, es quizás en otro aspecto en el que sobresale este congreso. Diferentes ejemplos han dejado clara la oposición que existe desde determinados ámbitos políticos ante el desarrollo del estudio crítico de la guerra civil. Y es ahí donde la arqueología se empodera y logra trascender esa barrera para llegar a la sociedad. Una excavación permite hablar de ello y recordarlo. Este congreso también lo ha hecho de forma notoria. Desde el comienzo del congreso muchos MEDIOS DE COMUNICACIÓN se han interesado por este congreso y han AMPLIFICADO NUESTRO MENSAJE. Este fin de semana se han publicado sendos artículos y columnas de opinión que recuerdan la necesidad de continuar y ampliar los estudios presentados. Esto es un logro de cada una y uno de los asistentes.

GRACIAS!!

El Comité Organizador: Comisarios Políticos y Milicianos de la Cultura.
Portada del diario Berria: Arkeologia eta Memoria.

viernes, 12 de diciembre de 2014

El ADN de la Arqueología


Algunos historiadores definen el Euskadi autonómico de octubre de 1936 a junio de 1937 como el oasis vasco. Desde luego esta definición es debatible, pero de lo que no nos cabe duda es que en el contexto español la investigación y la ciencia en este pequeño país sí que conforman un auténtico osasis hoy en día en un Estado pauperizado que es considerado la décima potencia científica del mundo. En Euskadi existe un acuerdo tácito entre todos los partidos políticos desde la proclamación de la segunda autonomía para no reducir al menos los gastos en ciencia y educación. Pero además de eso, existe un verdadero plan estratégico para consolidar la economía y el tejido productivo del país a partir de la investigación. Y para ello se forman equipos y se captan investigadores e investigadoras de todo el mundo y de todo el Estado.
 
 
Un buen ejemplo de ello es el Centro de Investigación Lascaray Ikergunea del campus de Araba en donde se concentran numerosos equipos dedicados a los más diversos campos de estudio. Aquí trabajan Miriam Baeta, Carolina Núñez y Leire Palencia, concretamente en el Grupo BIOMICs / BIOMICs Research Group (Universidad del País Vasco UPV/EHU). Desde 2005 este grupo lleva colaborando con la Sociedad de Ciencias Aranzadi en el análisis e identificación genética de los individuos exhumados en fosas de la guerra civil. Estas mujeres han llegado aquí por sus méritos, por su carrera brillante y por su compromiso con la ciencia. Ellas son las responsables de que exista un verdadero enfoque interdisciplinar al servicio de la recuperación de la memoria histórica. Ellas son el verdadero ADN de la Arqueología.
 
 
En este centro Lescaray se ubica también el GPAC, entidad que organiza Gasteiz at War. Ya véis, el Patrimonio considerado como un elemento vital en el PIB vasco y en la construcción de la memoria colectiva. En otras comunidades no es así; en Galicia, el presidente ha afirmado públicamente que el poco dinero que hay debe invertirse en investigación de verdad, en la lucha contra el cáncer, y no en tonterías que no valen para nada, como eso de la memoria histórica.
 

jueves, 11 de diciembre de 2014

Los años de plomo

 
Sergio Escribano trabaja en el Grupo de Investigación en Patrimonio Construido (GPAC) en la Universidad del País Vasco. Acaba de defender su tesis doctoral sobre la cerámica alavesa entre los siglos XIV y XVII desde un ambicioso marco teórico que combina Arqueología simétrica, arqueologías críticas y Arqueología postcolonial. A su vez, Javier Iñáñez es doctor en Arqueología, experto en Arqueometría, que tras largas estancias de investigacion postdoctoral en Estados Unidos ha desembarcado en el GPAC contratado por el exigente programa IKERBASQUE, financiado por la Basque Foundation of Science. Ambos se han compichado con la ceramista Blanka Gómez de Segura, directora del Museo de Alfarería Vasca, para exponer en Gasteiz at war el póster: Plomo, estaño y guerra civil: disrupción y adaptación del ciclo productivo de la cerámica vasca. En esta propuesta vemos cómo se combinan con mano maestra la Historia oral, la Etnografía, la Etnoarqueología, la Arqueometría y la Arqueología del Pasado Contemporáneo.
Los autores parten de la microhistoria de José Ortiz de Zarate, un ceramista de Ollerías (Araba) que lucha en la guerra civil como gudari en el Ejército de Euskadi. Hecho prisionero en Santoña sufrirá pena de prisión en las cárceles franquistas. A la vuelta de su periplo, retoma el oficio en una comarca devastada por la guerra. Tomando como eje esta historia personal, Blanka, Sergio y Javier analizan la evolucion técnica de la cerámica popular vasca en la larga duración, haciendo hincapié en los condicionantes del período de la autarquía, cuando los metales escaseaban, y los artesanos tuvieron que adaptarse a las circunstancias. El fin del ciclo de esta cerámica tuvo lugar con la llegada de nuevos materiales al ajuar cerámico (vidrio templado, plástico y latón), la industrialización y la emigración del rural al mundo urbano.
El antiguo gudari Ortiz de Zarate cesó su producción en 1958 al quedar los barreros anegados por el embalse de Urrúnaga, toda una metáfora del fin de un mundo y del impacto social y medioambiental de una dictadura.

miércoles, 10 de diciembre de 2014

Algo más que el Barranco de Víznar

 
Fidel Baena y Sergio Fernández presentan en Gasteiz at war un póster sobre un frente de guerra muy desconocido para los que somos de otras partes del Estado: Las fortificaciones de la guerra civil en el frente de Granada. Estudio arqueológico desde Sierra Nevada a Sierra Arana. El frente defensivo que ocupa este proyecto nace el 20 de julio de 1936 cuando parte de la guarnicion militar de Granada se subleva. A partir de febrero de 1937 se estabiliza el frente, quedando el occidente de la provincia en manos rebledes y el oriente en zona republicana.
Los autores han catalogado un total de 230 estructuras defensivas en una línea de frente de 40 km, en una zona montañosa a 3000 metros de altitud. Lo que aquí tuvieron que pasar los soldados en aquellos inviernos no desmerece nada a lo que sufrieron italianos y austríacos en el frente de los Alpes en la Iª Guerra Mundial.
Desde Arquenatura S.L. los autores pretenden incorporar todo este legado monumental del conflicto al modelo de gestión y a los discursos generados en torno a los espacios naturales de Sierra Nevada y la Sierra de Huétor.

lunes, 8 de diciembre de 2014

"Entre Pinto y Valdemoro"


El congreso Gasteiz at War nos permite acercarnos a todo lo que se está haciendo sobre Arqueología de la guerra civil en el Reino de España. Siguiendo con los principios que rigen la línea editorial de nuestro blog, queremos dar voz a todos aquellos compañeros y compañeras, profesionales de la Arqueología, que se fajan en las trincheras. A este respecto, en los próximos días publicaremos aquí los pósters que hemos recibido en Gasteiz at war. 
Comenzamos hoy con un avance de resultados del Proyecto de estudio y puesta en valor de los restos de la Guerra Civil Española (1936-1939) en el término municipal de Pinto (Madrid) llevado a cabo por la empresa cota667 Arqueología Patrimonio. Esta actuación contempló una prospección arqueológica en los escenarios de la guerra en los que hubo operaciones militares a finales de 1936 y desde febrero de 1937 hasta el final de la contienda. En una de estas zonas, en el yacimiento de Los Yesares se ha aplicado una serie de técnicas encaminadas a la modelización del territorio a diferentes escalas, que incluyen levantamientos cartográficos mediante el uso de topografía tradicional y vuelos UAV (Unnamed Aerial Vehicle) y otras orientadas a la reconstrucción tridimensional de las estructuras mediante el uso de láser escáner terrestre, así como de técnicas fotogramétricas y de software de edición tridimensional que permiten además, previo trabajo documental, recrear las estructuras como fueron en el momento de uso. Los trabajos fueron llevados a cabo en colaboración con la Escuela Técnica Superior de Ingenieros en Topografía, Geodesia y Cartografía de la UPM y la Facultad de Humanidades de la Universidad de Castilla-La Mancha.


En la prospección se documentaron varias posiciones relacionadas con el avance en el sector norte de las tropas franquistas durante la primera fase de la Batalla del Jarama (febrero de 1937) al mando del coronel Rada, entre las que destaca la posición de Los Yesares. Se trata de una posición enclavada en una pequeña loma y fortificada en todo su perímetro, conformando así lo que se denominaba “islote de resistencia”. En ella se localizan 4 fortines mixtos para arma automática realizados en hormigón, una red de trincheras de 1308 metros conservados, 51 pozos de tirador dobles construidos principalmente con forma de “T”, 3 caminos fortificados que también hacen las veces de zanjas antitanque, 1 posible puesto para emplazamiento de mortero así como 17 abrigos de hábitat para la tropa y un refugio excavado a modo de cueva para los oficiales. Esta labor de fortificación fue llevada a labor tras la estabilización del frente por los efectivos de la División 12 y principalmente por su relevo en la zona, la División 18.
Sobre algunas de estas estructuras se han aplicado técnicas fotogramétricas y de software de edición 3D encaminadas a la obtención de modelos tridimensionales que ayuden a su interpretación y difusión. Particularmente, se han desarrollado estos modelos en dos cronologías diferentes, la actual y la del momento del conflicto, en base a investigaciones tratadas en ámbitos similares. Con ello queremos mostrar una comparación entre los restos arqueológicos que encontramos a día de hoy y cómo fueron los mismos en los años de su utilización, de la misma forma que mejorar la compresión que el público puede lograr de ellos.

Miguel Ángel Díaz Moreno, Ángela Crespo Fraguas, Inés del Castillo Bargueño, Sergio Isabel Ludeña, Mercedes Farjas Abadía, Esther Alonso Carbajosa, Eva María Yáñez Gutiérrez, Guillermo Martínez-Pardo Gil y Carlos Ruiz Serrano.







martes, 2 de diciembre de 2014

Escudos humanos en la Guerra Civil


Nuestro colaborador Julián Dueñas ha desenterrado del archivo un interesante documento secreto que nos informa sobre prácticas poco ortodoxas llevadas a cabo por el ejército franquista durante la Guerra Civil. Es decir, lo que en el mundo civilizado se conoce como crímenes de guerra.

El documento, firmado en Sigüenza (Guadalajara) el 15 de abril de 1938, se refiere a la seguridad en las carreteras de los municipios de Cobeta, Alcolea, Mazarete y Atienza. Pero no, no se trata de radares ni controles de alcoholemia. Las labores de seguridad a las que se refiere tienen más bien que ver con las patrullas a las que estamos acostumbrados en las guerras de Irak o Afganistán. Y consisten en vigilar las vías de comunicación para prevenir el sabotaje de "puentes y obras de fábrica". Para eso se ordena que se controlen los puntos estratégicos de las carreteras y se den batidas en busca de partidas republicanas encargadas de las voladuras. A las labores de vigilancia se destina el Batallón 347 y se ordena que en el se integre el "mayor número posible de Guardia Civil". 

El párrafo de mayor interés es el que indica cómo se ha de llevar a cabo la patrulla: 

A las 6 horas de la mañana de cada día se efectuará un recorrido de toda la carretera que cada uno de los destacamentos tenga a su cargo para cerciorarse de
que hay plena seguridad en el tránsito de dicha vía, recomendando que delante de la patrulla exploradora vaya un carro con elementos que hayan pertenecido al antiguo frente popular y de no haber aquellos simplemente individuos de antiguas ideas izquierdistas para que en caso de haber colocado algún petardo librar a nuestra fuerza de los efectos de aquellos.
El documento no requiere de mayor interpretación: si hay problemas se coge a cualquier civil desafecto y se lo utiliza como escudo humano. Todo siguiendo la moral cristiana y el honor militar por los que el ejército de Franco afirma guiarse. 

Y no hay duda de que es el ejército de Franco: el final del texto es casi tan significativo como el párrafo citado: se pide la armonía entre las distintas unidades "ya que todos estamos unidos por un ideal común, que es nuestro CAUDILLO (sic) y la salavación (sic) de España". Tampoco esto requiere de mucha hermenéutica, pero merece un par de comentarios: 1) el Caudillo figura en primer lugar y en mayúsculas; la salvación de España en segundo lugar y en minúsculas. 2) El Caudillo ya no es un hombre ni un líder militar, se ha transubstanciado en "un ideal común". Si esto no es fascismo, por favor, que baje Dios y lo vea. 

Emplear escudos humanos es un crimen y una práctica tan bárbara que se suele utilizar por parte de estados y facciones en guerra para desprestigiar al enemigo, al menos desde el siglo XVIII. Porque no es solo un crimen, es una deshonra para el ejército que lo comete. A los mandos que lo ordenan o lo permiten, hoy se los podría juzgar en la Corte Penal Internacional. Pero ya la Convención de Ginebra de 1929 prohibía explícitamente el empleo de prisioneros como escudos. 

Claro que los militares de Franco siempre podrían haberse defendido diciendo que ellos nunca utilizaron humanos, solo escoria roja.