viernes, 28 de noviembre de 2014

Crime Scene Investigation


Interpretar un campo de batalla no es fácil. Es como estudiar la escena de un crimen: en ambos casos se ha producido violencia, tiros, muertes y lo que queda son casquillos, balas y agujeros en las paredes. En realidad, un campo de batalla, por pequeño que parezca, es más difícil de interpretar que un crimen, aunque solo sea porque en el primer caso hablamos de cientos o miles de personas disparando y muriendo, en el segundo de unas pocas, normalmente solo dos. Los CSI no se enfrentan normalmente a doscientos o trescientos casquillos percutidos.

El escenario de una batalla, por tanto, es siempre más caótico que el de un simple asesinato. Quizá por ello los arqueólogos nos empeñamos en registrar con sumo detalle todas y cada una de las pruebas que han quedado enterradas y las sometemos después a distintos análisis estadísticos y espaciales. Sin embargo, al final lo que nos queda, como a un detective, es la intuición y la lógica.

En estos momentos estamos procesando los datos de la batalla del Saso, en Belchite. Como suele suceder, los datos son ambiguos y están abiertos a múltiples interpretaciones. En el plano de arriba podéis ver el nido de ametralladoras que defendía la posición. De todas las fortificaciones, es ahí donde identificamos más trazas de combate. En el plano solo hemos plasmado los elementos de munición, para evitar un exceso de datos que nos impida reconocer patrones.

Todavía no es mucho lo que podemos decir con certeza, pero se pueden sugerir cosas. Por ejemplo, la distribución de casquillos de 8x50 mm Lebel y su abundancia nos hacen pensar más en una ametralladora que en un fusil. La ametralladora podría ser una Saint Étienne M-1907, cuya existencia está atestiguada en la zona del Saso. Una como esta:



La cantidad de munición indica que los defensores del fortín dispararon no más de tres cargadores (con 25 cartuchos cada uno) antes de salir corriendo. Tendrían como arma de apoyo un Máuser alemán, que no llegaron a emplear, aunque sí se les cayeron varios cartuchos. También sabemos que los republicanos asaltaron la posición con fusiles Mosin y Máuser español. Los casquillos del primer arma, que aparecen a lo largo del pasillo, no resultan fáciles de interpretar ¿Son el resultado de los tiroteos para limpiar la trinchera? No parece lógico que dispararan dentro de la propia trinchera. Puede que los republicanos hicieran fuego desde arriba y las vainas hayan rodado hasta el fondo de la zanja. Lo que sí podemos decir con certeza es que no utilizaron solo rifles para las tareas de limpieza, porque documentamos también espoletas de granada en la misma zona.

Desgraciadamente, en nuestro trabajo nunca damos con el culpable que, acorralado por nuestra sagacidad, acaba por confirmar todos los detalles del crimen. O afortunadamente, porque si no ¿a qué nos dedicaríamos?

Plano de Manuel Antonio Franco Fernández.


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