miércoles, 27 de agosto de 2014

Y la Lincoln se defendió….


Hacia la mitad de la mañana, después de que veinte Junkers descargaran sus bombas en Belchite, los aviones enemigos pasan zumbando junto a los Lincolns y los ametrallan... dando vueltas en torno a la ermita como avispas furiosas... Excepto Bianca, los americanos no fueron capaces de devolver el fuego. 

Cecil D. Eby, Comrades and Commissars. The Lincoln battalion in the Spanish civil war, p. 291, 2007

El miércoles día 9, en medio de las clases de la mañana, empiezan a escucharse los ruidos artilleros del cercano frente, al propio tiempo que una gran demostración de fuerza aérea franquista sobre el cielo. Me entretengo como buen observador contando los aviones alemanes e italianos que durante casi todo el día permanecen cubriendo todo el cielo, pues hay un momento, que en mi cuenta llego a ciento veinte aviones juntos. (…) La batalla ya no es una batalla. Artillería de grueso calibre y tanques enemigos con su disparo rápido, hacen que nuestros brigadistas se resguarden todo lo que pueden.

Fausto Villar Esteban, Un valencianito en la brigada Lincoln (Memorias inéditas)

El día 6 de marzo de 1938, desde el sector de Teruel en donde había estado actuando desde          diciembre de 1937, el batallón Lincoln fue de nuevo trasladado para reforzar el sector de Belchite ante las noticias de una posible ofensiva franquista. Belchite era más que conocido para la XV Brigada Internacional, ya que en agosto y septiembre de 1937 había participado en el asalto y toma del pueblo. Esas previsiones resultaron ciertas, ya que desde el día 9 de marzo el ejército franquista desencadenó una gran ofensiva coordinada iniciada en varios puntos que dio lugar a la batalla de Aragón.

En la madrugada del día 10, efectivos de la Lincoln fueron enviados a reforzar la posición del Santuario de El Pueyo, situado a 3 km al oeste de Belchite, ocupada hasta el momento por unidades de infantería de marina de la 95 Brigada Mixta. La superioridad en medios y efectivos del Cuerpo de Ejército Marroquí y el apoyo aéreo alemán hicieron que las tropas del ejército popular fueran barridas del terreno. En el caso de la XV brigada Internacional supuso el inicio de una dura y desesperada retirada que causó la pérdida de la mayoría de los efectivos de muchas de sus unidades, como fue el caso de la Lincoln.

Los relatos de los testigos presenciales, tanto americanos como españoles (en este blog se recoge una parte del relato de la azarosa huida de Fausto Villar de la posición de El Pueyo), exponen un intento de resistencia prácticamente inexistente dada la gran inferioridad con respecto a las tropas franquistas.

Sin embargo, la arqueología ha podido matizar la información referida a estos hechos. Desde el año 2012 se desarrolla un proyecto de investigación que pretende, principalmente, conocer las características y evolución de la ciudad romana que hace dos milenios ocupó el cerro del que debieron retirarse los brigadistas en 1938. A pesar del protagonismo de la cronología romana, la arqueología de la Guerra Civil forma también parte de los objetivos centrales de este proyecto. De esta manera, durante el mes de junio de 2014 ha podido excavarse un tramo de trinchera inserto en el contexto de las estructuras que formaron las termas de la ciudad imperial romana.


Esta trinchera, de la que no se tenía constancia (a pesar de que sí se había registrado buena parte del sistema defensivo perimetral del cerro) probablemente formaba parte de una red de trincheras de comunicación que conectaban la primera línea con las construcciones del santuario.

El trazado, en forma de ondas y con una altura media de 0,50 m, rompió parcialmente en su construcción varios muros romanos. La línea de trinchera debió de ser colmatada poco tiempo después del final de los combates, quedando el registro sellado.

En el  tramo de 10 m del trazado que han podido excavarse, se han registrado, además de otros elementos como latas o fragmentos de calzado o textil, un total de 69 casquillos, todos ellos de fusil Mosin-Nagant, diseminados en el fondo de la trinchera en la posición original en la que cayeron después de haber sido disparados. En 1938, el Mosin era el fusil con un uso más generalizado en las filas del ejército popular de la república

Teniendo en cuenta que la munición de Mosin es la única presente en el registro, y además en cierta abundancia, y que el único momento en que este tipo de arma pudo ser disparado en condiciones defensivas fue en ese momento de marzo de 1938, podemos plantear la hipótesis de que pudieron ser las manos de los brigadistas de la Lincoln los que realizaron estos disparos. 

La situación de esta trinchera, en la parte interior del cerro, fuera de la primera línea de fuego, y el carácter no de combate, sino de elemento de comunicación, permite suponer unas condiciones de lucha desesperada y en retirada, teniendo que hacer uso de elementos que no estaban inicialmente planteados para la defensa. Desded esta posición debió de hacerse fuego a una corta distancia, ya que, con una simple observación sobre el terreno, no era posible disparar al llano ni a la parte baja del cerro, a pesar de que el alcance de los fusiles era plenamente efectivo a esa distancia. Esta hipótesis se confirma con estudios de visibilidad realizados a través de sistemas de información geográfica.

El cálculo realizado sobre el modelo digital de elevaciones del cerro y la posible posición de uno de los tiradores reduce el área de disparo efectivo a un entorno de escasos 50 m alrededor de la trinchera.


La trinchera ha sido registrada mediante técnicas de fotogrametría digital, obteniéndose un modelo del 3D de la zona de trabajo.

En una situación de desorganización generalizada, retirada y lucha frente a un enemigo enormemente superior resulta difícil reconstruir lo sucedido. Sin embargo, a partir de los datos obtenidos por la excavación arqueológica, si es posible plantear la posibilidad de que, al menos, los brigadistas americanos intentaron defenderse.

Esta intervención supone un anticipo de los trabajos que se llevarán a cabo en el mes de septiembre en el contexto del campo de batalla de Belchite, dentro del International Brigades Archaeology Project.



viernes, 22 de agosto de 2014

Centros cívicos y arqueología de la guerra civil

Inspirado en el fascismo italiano, la Nueva España (un Estado totalitario en el que no había ciudadanos, sino democracia orgánica) hizo uso del concepto de centro cívico. Así se denominaba el espacio central de los poblados de colonización agraria del franquismo, sin ir más lejos. A pesar de esa cínica manipulación del término, el paso del tiempo ha conseguido recuperar su verdadero sentido. Esto lo podemos ver en la ciudad vasca de Vitoria-Gasteiz. Si bien ser Green Capital y Capital gastronómica vende mucho, a nuestro modo de ver, uno de los grandes valores de esta urbe es el papel jugado por sus centros cívicos, verdaderos espacios de sociabilidad, herramientas para la integración y auténticos ateneos populares que ofertan un sinfín de actividades formativas. Estos días se ha abierto el plazo para insribirse en los cursos culturales 2014-2015. Si vivís en Gasteiz, podéis elegir el curso que hemos organizado en el marco del proyecto Arqueología de la guerrra civil y socialización del patrimonio en Euskadi. El curso se impartirá en enero y febrero de 2015 en el Centro Cívico Aldabe bajo el título Arqueología de la guerra civil española.