domingo, 2 de septiembre de 2012

Morir de asco

Los campos de concentración franquistas contaban con enfermerías para atender a los prisioneros. Hacinados, sucios y hambrientos, los presos de Franco eran presa fácil de las enfermedades. Hasta 30.000 de ellos fallecieron durante los primeros diez años del régimen mientras cumplían condena, una tasa de mortalidad muy superior a la que se registra entre la castigada población libre de la época. Los limitados medios de que se disponía y las deficientes atenciones que recibieron explican el alto índice de fallecimientos.

Cerca del campo de concentración de Castuera se conserva todavía el edificio de la enfermería. Allí iban a parar los pacientes más graves: en las memorias de los prisioneros republicanos la enfermería del campo desempeña siempre un papel siniestro: a los que se llevan allí, raramente se los vuelve a ver. En el caso de Castuera, en este edificio fueron alojados, entre otros, decenas de enfermos de tifus.

Entrada a la enfermería

El lugar es una antigua granja de piedra, ladrillo y adobe. Cuando las tropas franquistas lo capturaron en la ofensiva de julio de 1938 lo convirtieron en un hospital de campaña, situado en primera línea del frente. Durante su estancia en la zona, tropas falangistas cubrieron las paredes con grafiti entre los que encontramos dibujos de soldados, nombres personales y denominaciones de compañías.

Grafiti con indicación del batallón (falangistas de Badajoz) y sección (morteros).

Dibujo de la cabeza de un soldado con el gorro característico.

La estancia principal, dividida en tres naves, acogía a los enfermos. No resulta necesario un gran esfuerzo de imaginación para hacerse una idea de las condiciones de vida de los enfermos en este entorno insalubre y oscuro.

 
Vista del interior de la enfermería.

La pared más visible de la habitación estaba decorada con un enorme grafiti esgrafiado. En él se pueden leer una serie de eslóganes que condensan bien la ideología triunfante: VIVAN LOS CAMISAS VIEJAS. UNA GRANDE LIBRE. F(ALANGE) E(SPAÑOLA). GLORIA A LOS CAÍDOS. VIVA FRANCO.


Desde sus jergones, los enfermos del campo podían irse familiarizando con el país que les aguardaba en el exterior. Incluso si sobrevivían al tifus, todavía podían morirse de asco en la Nueva España.


4 comentarios:

Unknown dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Unknown dijo...

Qué pasada, ¿cómo habéis dado con ésto?

David Hornero dijo...

Que triste todo. Gracias por ayudanos a no olvidar.

Ismael dijo...

Sin comentarios: http://www.youtube.com/watch?v=hygOtYJbgPk&feature=relmfu